Autor: Carlos Arturo Gamboa Bobadilla
Libro: 5 arpegios en clave de-sol-ación
Fragmento: Moriremos en abril (pp: 35-39)
Editorial: Universidad del Tolima
Año: 2015
MORIREMOS EN ABRIL
I
En la
oscuridad lo transparente es invisible
como el
cristal acuoso de los santos,
pero no
debe el icono engañar
porque su
esencia no es virtud.
Desde que
el tiempo se consolidó en materia dolorosa
fuimos
presos contra la gran roca
para que
los buitres disfrutaran la carroña.
Sin
entender la causa sufrimos el efecto.
¿Quién
habla desde la penumbra de su mutismo?
¿El alma?
¿El ciego rumor de los días?
Dejaste el
cuerpo sobre los escombros y ni el olvido pudo recordar.
Los oídos
fueron atrapados por un cordel de rumores
que emanaba
gracias al trabajo forzoso de los microchips.
El abdomen
se contrajo de inaniciones y llegó el miedo
del reflejo
en el espejo de los sueños...
Había
empezado a clonar emociones
II
Ahora ya
eres tú. Bastante simple de entender.
Gracias por
el dolor
alabada sea
la blasfemia de tus ojos puritanos
¿A quién
pretendes engañar?
Sin tus
manos aptas para la destrucción
estarás en
desventaja cuando la muerte se disfrace de alegría.
En las
aguas claras del oráculo
verás tu
sufrimiento vuelto pretérito
III
Sísifo
levantó su roca disponiéndose a sufrir.
Gregorio
Samsa lo sabía y Maqroll nunca lo ignoró.
Marionetas
del eje universal...
Ellos que
eran uno sólo decidieron huir
¿A las
montañas repletas de estruendos y arcabuces?
¿A la
llanura enlodada de vísceras ancestrales?
No hay
lugar dijo la voz:
El mundo
está repleto de sonidos,
tus oídos
aún captan el murmullo.
¿Por qué
Samsa, el Escarabajo, no usó sus alas?
IV
En la
ciudad un hombre puede vivir de enlatados.
Devorar la
poca hierba que se cosecha en los supermercados.
Beber el
vino de los desterrados, emancipar su magia
y
disfrazarse de buen ciudadano.
Pero Kant
tenía razón...
Sin más que
dos cruces y un buen verbo se puede subsistir de las patrañas,
somos seres
predispuestos al engaño.
Tenían la
misión programada para el caos.
Sus manos
debían destruir, sus bocas lanzar el fuego eterno del castigo.
Eran sus
destinos.
V
Para los
videntes la noche fue un juego de niños.
Macabra
pirueta de aprendices.
Le dieron
nombre al amor y al desprestigio.
Cavaron
túneles para viajar más rápido.
Inyectaron
el veneno amarillento del perdón para tener una disculpa,
con ella
vino la auto-conmiseración.
Se
perdieron en los senderos de la búsqueda y ahora
todos vagan
en su sempiterna noche de lamentos.
¡Déjame
tocarte de nuevo!
Quiero
sentir tu roce prohibido.
Quiero
beber el agua claroscura de los ritos.
¡Déjame
tocarte de nuevo!
Saber si
existe la tierra caminada.
Saber en
dónde está el camino porque mis
pies no
reproducen huellas.
VI
Se debe
tener sexo para hacer feliz el paso de los días.
Una esposa
regordeta de mirada huérfana
que se
encargue de reproducir nuestras eyaculaciones,
un niño
cari mugriento y barrigón,
una taza de
café en las mañanas.
Un obeso
hombrecillo que nos mire amenazante
con un ojo
en nuestro rostro y el otro en su reloj.
Un cheque
mensual para recordar que aún somos parte de algo.
Tres
cervezas semanales con los cansados amigos.
Viajar y
eyacular de vez en cuando es el mejor remedio
para
renovar las cicatrices de tu cara
¡No pidas
más idiota! Te mereces lo que tienes...
VII
Yo que era
tú, fui el primero en comprender
lo absurdo
de protestar en voz alta.
¿Por qué
tú, que fuiste yo, no lo entendiste y prolongaste
tu lamento hasta
que hizo mella en el cerebro?
Estabas
extraviado, dijo un amigo, por eso fue que
no llamaste
a tu madre y ella murió de soledad.
Olvidaste
comprar la comida para tu mascota
y se fugó
con el perro mayor del vecindario.
Gastaste
tus últimas monedas en cigarros
y el
regreso a casa fue penoso.
No
compraste la lotería y esa noche
la ruleta
echó tu número.
Perdiste la
cuenta de los días y tu esposa
poco paciente, necesitaba sexo
¡No pidas
más idiota! Tienes lo que mereces...
VIII
Sin embargo,
tu cuarto no es refugio. Vendrán por ti
y luego por
mí, o viceversa. Morir antes o después da lo mismo,
sobre todo
cuando la vida es una fotocopia sin autenticar.
Los vi
discutir, llorar, echarse culpas, maldecir de
su pasado.
Estaban dispuestos al rencor.
Demasiados
adultos para empezar de nuevo,
demasiados
usados para vender sus cuerpos.
Los vi
resignarse contra un sofá vencido por los años.
Los vi
sumergirse en la bañera mientras la radio repetía
una melodía
olvidada de Sinatra.
IX
El hedor a
muerte se escapó por las ventanas
hiriendo el
aroma del jardín.
Se pobló la
calle de ojos y de piernas.
El sol del
mediodía castigaba.
Desde los
nuevos campos de concentración
la noticia
se hizo crónica, la crónica se convirtió
en
reportaje y el reportaje en plusvalía.
Los vi
sumergirse en la bañera discutiendo con
el espejo
de los años mientras el televisor trasmitía
su juego
predilecto. Luego se hizo de noche
y un
voyerista odia las persianas.
X
El agua
está demasiado fría
Le tengo
miedo a las burbujas de oxígeno
porque
parecen balas submarinas.
¿Por qué no
dices nada? ¿También tu miedo
ha
derribado las murallas?
Mira, yo no
puedo regresar a las calles
porque
detesto jugar a ser yo mismo
¿Cargaste
el arma? Al menos eso podrás hacer bien.
Bueno llegó
la hora. Ya lo había predicho la gitana:
¡Moriríamos en abril!