CAMINANDO

Si sales a las calles y caminas, te darás cuenta que no caminas solo. Y los demás también gritan, claman equidad, vociferan en contra de la parafernalia del poder que administra nuestros bienes y sólo nos da el despojo.

Si protestas, te intimidan, te tratan de “subversivo”, de terrorista y en medio de sol que golpea tu rostro y calienta el pavimento piensas ¿no es acaso terrorismo negar la educación de un pueblo?

Si pides justicia, descubrirás que tu voz se repliega en coro y las arengas aumentan despertando los oídos del letargo.

Por eso camino, grito y defiendo el derecho a la educación pública, último bastión del pensamiento critico, que se forja como el dique frente al mundo que cubre todo con el molde del único pensamiento, el totalizante, el globalizado en donde el dinero es el dios y la productividad su madre.

Y sé que marcho defendiendo el bien de la mayoría, corriendo el riesgo de ser tratado de “peligroso”, de ser despedido por los administradores de la miseria y de ser estigmatizado por seguir los ideales que me construyen. Pero también sé que por el camino muchas voces más se unirán…