Autor: Carlos Arturo Gamboa B.
Libro: Sueño imperfecto
Editorial: Universidad del Tolima
Año: 2009
Para Marco T. Taborda.
Constructor de utopías.
El
hombre sentado frente a su ordenador había perdido la noción del tiempo, fue
por eso que se inquietó cuando levantó la vista y observó que dentro de cinco
minutos serían la ocho de la noche. Se sintió cansado y por un momento pensó en
aplazar el trabajo para el día siguiente, pero luego se dio cuenta que aquella
labor debía llegar a su fin. Volvió a observar el archivo que contenía los
esfuerzos de muchas lunas y muchos hombres, sonrió y dictaminó su contenido.
Herramientas.
Ortografía. Click. El
ordenador empezó a revisar por vigésima vez aquel manuscrito. Repasó algunas
palabras técnicas sobre las cuales nada sugirió. Subrayó en rojo algunos
nombres propios, pero sólo bastaba acomodar dos o tres comas. Revisión terminada. La desconfianza de
los años y el oficio le obligó a repasar de manera manual el escrito. Pudo
detenerse en cada sustantivo letal, en cada pronombre, en cada verbo que le
imprimía movimiento al discurso. Pudo ver la cara de los seres que construyeron
aquella obra memorística de años. Los vio de nuevo discutiendo sobre la
perplejidad y el asombro, sobre los miedos y las metas, sobre la indiferencia y
el combate de los juicios. Escuchó de nuevo las pesadas letanías de los
contradictores y la defensa argumentada de los comprometidos. Conjeturó un buen
balance de esos días.
Archivo.
Imprimir. Click. Las hojas se
deslizaron lentamente dándole pasó a la acupuntura de los fonemas. Las recogió
con regocijo como un pintor frente a su obra maestra. Las acomodó una tras otra
sobre una carpeta brillante, predispuesta para el oficio. Antes de cerrar el
trabajo pudo observar aquel título imaginado en otras épocas: Proyecto de vida. Recordó los primeros
bocetos de aquel sueño colectivo y una risa de nostalgia cerró el ciclo de su
cara.
Inicio.
Apagar sistema. Enter. La luz se escondió tras la
pantalla y la magia de una penumbra reconfortante invadió su oficina. Salió y
el golpe de la puerta tras su espalda rompió el silencio de la noche. Todo
estaba vacío a su alrededor. Quiso buscar un antiguo compañero para enseñarle
el resultado de tantas luchas, pero recordó la soledad de esos últimos días.
Estaba demasiado solo para continuar. Era el último
hombre, el destinado a claudicar las esperanzas de los que ya no estaban.
3 comentarios:
Me gusta la imagen de la soledad, es un cuento que logra generar en el lector una intriga bastante interesante.
Ese primer párrafo.. Todos los días con sus noches y más profundo en las madrugadas.
Proyecto de vida. Recordó los primeros bocetos de aquel sueño colectivo y una risa de nostalgia cerró el ciclo de su cara... la situación real de muchos en esta época ¡Que profundo!
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