jueves, junio 29, 2006

SUEÑO RECURRENTE I


Tengo prisa por llegar a casa, miro el reloj desesperadamente como si se tratase de un caso de vida o muerte. La ciudad está un poco húmeda, un poco triste, un poco oliendo a flores de cementerio. Trato inútilmente de tomar un transporte barato, camino desorientado por algunas calles conocidas, presiento que quizás en la otra esquina pase una ruta de bus que me lleve. Miro de nuevo el reloj, se hace muy tarde (¿para qué?), opto por tomar un taxi, hace algunos instantes pululaban por todas partes, pero ninguno quiere parar, parezco el hombre invisible que no sabe de su condición transparente. Camino más calles, más esquinas, más ciudad. La noche se hace más profunda, ahora no sé en dónde estoy, los avisos me son desconocidos, los edificios parecen extraídos de una película finlandesa, el miedo me arropa, me cala, me enfría, me derrota. En el momento culminante de mi desesperación un taxi para, el chofer mira mi rostro desconstruido por la desesperación, me indaga a dónde voy. Proporciono la dirección y me observa con una mueca de incredulidad, me dice que puede llevarme pero el valor que tasa es diez veces mayor al normal. Quiero decirle que sí, pero recuerdo que en mi billetera sólo habitan unos cuántos billetes. El hombre acelera y se marcha. La ciudad está más profunda, más oscura, más sin mí. Miro el reloj y presiento que llevo más de cinco horas extraviado. El corazón late a prisa, el terror (que luego no podré describir) extiende sus tentáculos sobre mi alma. La muerte sería más refrescante pero creo que no me está permitida. Despierto y estoy frío, erguido como un trozo de metal. El silencio del amanecer permite que mi corazón haga su ruido. Transcurren quince minutos y aún no estoy seguro de estar despierto.

martes, junio 27, 2006

99 pequeños aciertosy UN ENORME ERROR

Creo que existe un comportamiento anormal en la forma como se realiza el juzgamiento del «otro». Siempre las virtudes, los aciertos, las bondades y todo cuánto se equipare tiende a ser ignorado, desconocido u olvidado rápidamente. El inventario del olvido se construye con estas cosas. Por su parte los errores se convierten en emblemas, en recuerdos eternizados que no se pueden borrar porque implica resaltarle a ese «otro» su condición de ineficiencia.

En las empresas, por ejemplo, un error es objeto de memorandos, sanciones y hasta despidos; pero 99 aciertos son vistos como sucesos normales, gafes del oficio y por lo tanto no son objeto de felicitaciones, aplausos o cualquier rasgo meritorio. Igual sucede en otros sustratos sociales como la familia, en donde el error de alguno de los integrantes siempre será sobre-dimensionado a la luz del buen jucicio (?)

Sin embargo, existe una extraña divergencia de éstos jucios cuando nos referimos a la política. Olvidamos los errores y sobredimensionamos los aciertos, para con ello perpetuar el estado anómalo de las cosas. ¿Qué ocurriría si le aplicáramos los estándares de eficencia a la gestión de un alcalde, un gobernador o un presidente? El buen jucio dice que muy pocas veces tendríamos balance positivo. Pero la mayoría tiende a creer que porque un gobernante pavimentó una calle se le debe aplaudir ¿Acaso no fue nombrado para ello? Si el presidente viaja a Buenaventura a entregar subisdios para los afectados por un derrumbe ¿Por qué es visto como un dios? ¿Acaso el sueldo suyo no justifica tal labor? Esta disertación me recordó esa frase, patética por cierto, que encarna nuestro pensamiento político, que pronto debemos transformar:

Este roba como todos.,. pero al menos hace algo!!!!

viernes, junio 23, 2006

ELOGIO A LO TRIVIAL


Nicolás Suescún, en el prologo a “Una temporada en el infierno”, nos recuerda que Rimbuad se extasiaba contemplando el arte vulgar, las fachadas de las casas antiguas y la pintura considerada no artística, veía en estos elementos una preconcepción del arte. El arte siempre se ha alimentado de lo trivial y muchas veces surge el lugar común que el verdadero artista es quien puede “ver en las cosas normales, lo que un hombre del común no sospecha”, y en el mundo postmoderno y global se ha intentando darle valor a todo tipo de expresiones cotidianas alcanzando en algunos casos excelentes simbolismos del arte y otras veces simples payasadas.

Entre lo trascendental y lo trivial siempre ha existido un combate silencioso, batalla en la cual ninguno puede declararse ganador. ¿Cuántas historias consideradas de enorme profundidad han partido de hechos superfluos o cotidianos? Valdría la pena un inventario por simple goce de coleccionista, pero mi intención es hacer evidente cómo los blogs han permitido construir todo un entramado comunicativo, en muchas ocasiones con propuestas estéticas bien fundamentadas, pero también ha permitido que mucha basura virtual atiborre los espacios. No intento satanizar a nadie, aunque me inclino por los blogs que dejan traslucir ciertas pinceladas de arte. No hay que tomar la trascendencia muy en serio, pero tampoco hay que desecharla, pues de ella surgen preguntas válidas para afrontar los nuevos enigmas del ser humano, ese ser solitario que transita sobre el asfalto del presente. Un texto de Rosa Montero, traído de “La Hija del Caníbal” pone en evidencia que muchas veces lo trivial, cuando es observado con detenimiento, puede alterar profundamente nuestra existencia. Lean pues:

La mayor revelación que he tenido en mi vida comenzó con la contemplación de la puerta batiente de unos urinarios. He observado que la realidad tiende a manifestarse así, insensata, inconcebible y paradójica, de manera que a menudo de lo grosero nace lo sublime; del horror, la belleza, y de lo trascendental, la idiotez más completa”

miércoles, junio 21, 2006

ARGUMENTO

Suponemos que Malcom y Rosaura son felices. Llevan diez años conviviendo juntos y ella sólo ha recibido algunos golpes. Rosaura ha sido infiel dos o tres veces. La primera infidelidad fue por cuestiones de ceguera por un tipo al quien creyó mejor que Malcom y las otras dos por simple sexo. Él la ha perdonado, no sin antes realizar duelos extraños con largos lapsos alcohólicos y orgiásticos. Malcom ha sido infiel muchas veces, pero nunca confesó ni el menor desliz. Los hombres no confiesan y eso mantiene la relación en equilibrio. Ahora dicen estar viviendo una etapa de plenitud y hasta se consideran librepensadores.

Un día Rosaura conoce a Cecilia, una joven atractiva, inteligente y con ideas liberadoras. Rápidamente se hacen amigas y Rosaura empieza a notar cierta atracción compartida por su amiga. Un día el escenario se hace visible y Cecilia le confiesa que siente un deseo genuino por ella, pero a la vez no quiere herir a Malcom a quien ya conoce, y le parece un tipo simpático. Entonces surge el triángulo amoroso como una opción. Se reúnen los tres y plantean las siguientes situaciones a futuro:

1. Rosaura y Malcom asumen el triángulo con madurez sexual y sentimental y al final dejan a Cecilia y su relación se refuerza.
2. Rosaura y Cecilia se enloquecen y descubren su sexualidad frustrada. Terminan viviendo las dos y rechazan el falocentrismo de Malcom.
3. Cecilia termina convenciendo a Malcom que ella es mejor opción que Rosaura y la dejan sola.

Después de discutir la situación, ninguno de los tres tiene inconvenientes en asumir esas posibilidades del juego. Se quieren atrever. La vida es un campo de experimentación sentimental, concluyen. Piensan en esa misma noche construir las bases del triángulo, pero surge una opción no contemplada hasta ahora: ¿Y si la relación explota por todos su ángulos y cada personaje toma un camino diferente? Esa opción es letal, argumenta Malcom. No podía soportar perderlos a los dos, dice Rosaura. Perdería dos posibilidades de amar, arguye Cecilia. Mejor dejar las cosas como están. Se retiran a continuar viviendo y a recordar que algún día su sexualidad fue tentada por el demonio de la triangulidad. Eso sucede así, suponemos…

jueves, junio 15, 2006

OTRA VEZ LA RUTINA

5:55 PM. Ya han transcurrido doce horas desde que el televisor se activó dejando escuchar un extraño alarido en MTV. Despertarse sobresaltado al escuchar el chillido inarmónico de Calle 13, no es presagio de nada bueno. ...no importa que te guste coldplay...bla, bla, bla.
7:55 AM. Abro las puertas de la oficina y siento el latigazo de los días, el aroma a pesadez tan mío y de estas paredes. Soy el primero en llegar hoy, extraño.
12:00 M. Es hora de almorzar, algo bueno debía tener el día.
1:30 PM. Regreso a la oficina sentado en la parte trasera de un colectivo (minicolectivo para ser exacto), oloroso a gasolina, con las ventanas cerradas y al lado de una señora cincuentona oliendo a lavanda.
1:55 PM. Anuncio mi parada con anterioridad, como lo solicita un letrero enorme, pero sin embargo el conductor me deja dos cuadras después. Tengo ganas de arriarle la madre a alguien, pero a quién..El colectivo se aleja bajo el sol por el caluroso pavimento.
2:00 PM. De nuevo llego a la oficina, esta vez no fui el primero.
5:55 PM. Faltan sólo cinco minutos para salir y un aire fresco invade mis pulmones. Tantos cinco rodando mi cabeza hoy...¿Será que debo hacer el chance terminado en 5?
6:00 PM. Salgo y me encuentro con un ropaje conocido que conversa con otro traje repetido que nos invita al lugar de siempre.
6:25 PM. Pido la primera cerveza. Esta vez me demoré bastante entre la oficina y el bar, por lo general a las 6:15 estoy empezando a libar.
6:30 PM. Conversamos sobre algo prometedor, pero rápidamente giramos a lo de siempre, blogs, aventuras en pañales intelectuales, fútbol, la U (no el partido, sino la universidad), una mujer que pasa dejando el aire impregando por el borde de sus calzones, etc, etc, etc...
8:45 PM. Van seis o siete cervezas, lo de siempre.
9:00 PM. Me lavanto de la mesa y todos me miran con los ojos de todos los días, me dan la mano (amablemente supongo) y me voy con la disculpa de alcanzar ruta de bus, pues no hay para taxi.
9:35 PM. Antes de bajarme de la buseta (esta vez me tocó ejecutiva) tropieso contra un señor de corbata que dormita de costado y me echa la madre. Madre echada no camina, le contesto y desciendo.
10:05 PM. Llego a casa, tengo hambre pero no quiero comer, tengo sueño y quiero dormir. Me lanzo contra la cama y voy penetrando la penumbra que antecede a ese espacio parecido a la muerte, pero de pronto me despierto sobresaltado, había olvidado programar el televisor en MTV.

martes, junio 06, 2006

DE NADA VALEN LOS ESFUERZOS

De nada valen los esfuerzos
Luchar es profesión de «nadie»
Es mejor jugar naipe
Y apostar los testículos
O manejar un auto a 180kms
Con los ojos vendados

Mejor que luchar, huir
El aire refrescante de la huida
Trae mayor satisfacción
La grandeza de un empleado
se mide con los paupérrimos cheques
para comprar angustias.

De nada valen los esfuerzos
Ya lo comprobé
Es mejor lanzarse al vacío
Del licor, él nos disciplina
Y los amigos nos miran
Con desconfianza desmedida
O tal vez mejor trepar un muro
Para descubrir que al otro lado
No hay nada

Estoy 100% seguro que es mejor
Escapar en un tren
Pero no tengo lo suficiente
Para comprar un boleto