EL FLORERO DE LLORENTE

En Colombia, el 20 de julio de 1810, un tipo armó la trifulca colonial por un florero y dio con el punto de quiebre ideal para declarar al país independiente del imperio español. Ahora, 196 años después uno se pregunta qué independencia tenemos. Nuestras políticas económicas dependen del FMI, del Banco Mundial y de los caprichos norteamericanos en su lucha contra la droga y contra “el supuesto terrorismo” de quienes no piensen como ellos. Nuestro modelo de soberanía se construye sobre el orden democrático, palabreja del todo desnuda de sentido, porque si democracia es igualdad, eso no existe por acá. Cómo hablar de igualdad cuando el desplazamiento por la violencia les arrebata la opción de vida a mis congéneres, cuando la riqueza es menester de los de siempre, cuando la educación es club privado al cual sólo tienen acceso unos pocos, cuando la salud es privilegio de un escaso margen de población, cuando nuestro sistema político está saturado de vicios clientelistas, cuando la violencia derrota los argumentos, cuando las reformas de todo índole laceran el sentido de lo público y colectivo. Somos transeúntes del callejón oscuro de la historia colombiana, en los campos no se cosechan hortalizas, se entierran cadáveres y florecen miserias, en las ciudades la gente se despedaza entre sí por un puesto de trabajo con paupérrimo salario, en las universidades se enseña que la panacea del momento y la salvación está en el mercado global (nuevo dios del universo), en las tabernas se embriagan los sueños y en la mente el ideal es la posesión. Negro panorama: / Hincada está la raza contra el suelo, / cegada por el sueño de empirismo / y en grandes avenidas se tropieza/ la angustia de vivir con el delirio/.

¿Hará falta otro Florero de Llorente?

En esta casa del siglo XVII sucedió el incidente del "florero de Llorente" el 20 de Julio de 1810, episodio que daría origen a la independencia de la nación. Fue declarada Monumento Nacional en el aniversario de la independencia, el 20 de Julio de 1960, y desde entonces funciona como testimonio histórico nacional. Situada en la Plaza de Bolívar, la casa es un bello ejemplo de la arquitectura de tradición hispano-mudejar. Acompañan al florero de Llorente reliquias de la Independencia, como documentos, pinturas, y elementos de la vida cotidiana