En el reino de la mentira, la verdad es sospechosa. Vivimos en un país en donde prima el bien particular, sobre el bien colectivo. Lo público, eso que es de todos, está al servicio privado de unos pocos, los dueños del capital. La gran mentira del mundo civilizado es hacernos creer que dormir bajo el mote de “pueblo democrático”, es acceder a la igualdad, pero en la cotidianidad esto es la mentira más sencilla de demostrar. El gobierno de Uribe, adalid de la falsa democracia sabe todo esto, y además ha perfeccionado la manipulación de la masas, de manera tal que en medio de la miseria, el pueblo cree que posee el mejor mandatario de la historia (histeria) colombiana. El señor presidente es idolatrado como el Mesías de la anticorrupción, es el enviado que nos salvará de los “malos”, y los malos ahora somos todos aquellos que no hemos sido arropados por la gran cobija de la ignorancia política y sus falsas estadísticas de popularidad.
En este reino de la mentira, ahora se hacen públicas unas nuevas denuncias de corrupción en el gobierno Uribe. Dice la ex congresista Yidis Medina que su voto para asegurar la reelección presidencial fue comprado. En honor a la verdad la señora no dice nada nuevo, ese es otro secreto a gritos. Y no fue la única a la que le pusieron precio. Pero es que vivimos en un país en donde lo público tiene tarifas establecidas, en donde se tranza con los puestos, en donde se acomodan las fichas politiqueras de tal manera que se garantice la perpetuación del derroche. Lo público no tiene dolientes, porque el pueblo que debe exigir su eficiente administración, está soñando con el redentor de hoy y el de mañana.
De seguro este escándalo será tapado con los argumentos de siempre, y luego todos callaremos y hasta podremos contemplar cómo se negocia con lo público otra reelección presidencial. Mientras tanto tenemos un congreso lleno de personajes funestos, algunos presos que no pagarán con en pocos meses la cantidad de muertos y derroches del Estado. Algunos saldrán libres del escándalo y pronto los veremos con un nuevo traje engañando incautos, que en este país son casi 85% de sus habitantes.
¿Será imposible soñar un futuro cercano en donde los ciudadanos despierten del letargo y del engaño? La verdad no soy optimista en ello, porque un pueblo que aún se mueve por el oleaje de la mentira estará condenado a naufragar en ella mucho tiempo. Es que la mentira se ríe de la verdad, pero su risa es falsa.
En este reino de la mentira, ahora se hacen públicas unas nuevas denuncias de corrupción en el gobierno Uribe. Dice la ex congresista Yidis Medina que su voto para asegurar la reelección presidencial fue comprado. En honor a la verdad la señora no dice nada nuevo, ese es otro secreto a gritos. Y no fue la única a la que le pusieron precio. Pero es que vivimos en un país en donde lo público tiene tarifas establecidas, en donde se tranza con los puestos, en donde se acomodan las fichas politiqueras de tal manera que se garantice la perpetuación del derroche. Lo público no tiene dolientes, porque el pueblo que debe exigir su eficiente administración, está soñando con el redentor de hoy y el de mañana.
De seguro este escándalo será tapado con los argumentos de siempre, y luego todos callaremos y hasta podremos contemplar cómo se negocia con lo público otra reelección presidencial. Mientras tanto tenemos un congreso lleno de personajes funestos, algunos presos que no pagarán con en pocos meses la cantidad de muertos y derroches del Estado. Algunos saldrán libres del escándalo y pronto los veremos con un nuevo traje engañando incautos, que en este país son casi 85% de sus habitantes.
¿Será imposible soñar un futuro cercano en donde los ciudadanos despierten del letargo y del engaño? La verdad no soy optimista en ello, porque un pueblo que aún se mueve por el oleaje de la mentira estará condenado a naufragar en ella mucho tiempo. Es que la mentira se ríe de la verdad, pero su risa es falsa.
7 comentarios:
Siempre he desconfiado de los placebos que se dan en cualquier medio, sea en medicina, sea en emociones y mucho más en política. Recién leía que en el arte también encontramos mentira, porque en él no se refleja la realidad tal cual -decía O. Wilde-, aún así creo que se llega a salvar si pensamos que el artista plasma SU verdad, aunque los demás la noten como falacia.
Acá en México las cosas también van hacia abajo, pero han rebasado la mentira con el cinismo, dicen de la reforma injusta del petróleo: "quizás no sea justa, pero es legítima, así que nadie puede hacer nada para cambiarla"... ¿dónde está la democracia?
En fin, hace falta mucho despertar, mucha revolución con otro nombre, una que no esté empaquetada y vendida por el sistema.
OsCuRaS y PeRvErSaS rEvErEnCiAs.
Pura impotencia la que da...
Un beso encanto.
A cualquier, a cualquier gobierno hay que preguntarle a ver que nos pueden decir de ello.
Harta, cansada... encabronada también de tanta mugre mentira.
A. Dulcinea
Comparto tus sentires, a los revolucioanios de hoy les falta mucha revolución, hemos dejado en las baúles del olvido los ideales de la tranformación y nos hemos acostumbrado a la barbarie...
Mis reverencia
Oceanida
Pero que la impotencia no nos impida pensar y continuar...camino al mar de los sueños
Bettina
Recia mi amiga, fuerza en la lucha por ideales, para poder formulando estas preguntas..
Tu reflexión es brillante, y tu pregunta final -en lo que cabe a mi pueblo- me quita el sueño.
Montado el poder - y abuso del mismo- sobre el cinismo y la aberración de las mentiras me deja una sensación de sopor ante la ceguera de muchos,de muchos...
No es la lucidez la que tiene el poder. Vaya que no.
Dolorosamente han elegido aquí a la ¿"redentora"??? continuadora de la política nefasta del marido?
De nuevo caida en el caudillismo medievalista que le critican a las provincias del interior...
Vaya naufragio nos espera.
Un saludo enorme, Carlos
Un placer leerte.
Mar
La historia de nuestros pueblos es cíclica, se repite y horroriza...ese caudillismo letal en donde los dueños del poder se turnan para continuar atizando el desastre..la verdad es para preocuparse, sobre todo cuando se observa la alienación del pueblo..
Un abrazo
Pucha, la mentira debiera ser condenada como se condena al Terrorismo, pues juega no solo con nuestras esperanzas, sino también con nuestras conciencias. Una cómplice de la mentira: la verdad a medias, otra lacra que debería ser desterrada para siempre.
Lástima que en todos los países la mentira y la verdad a medias nos tienen de rehenes.
Un abrazo.
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