jueves, septiembre 06, 2007

IBAGUÉ CRÓNICA

LA PUERTA QUE NUNCA SE CIERRA I

Es viernes. Son las diez y treinta y cinco de la noche. Voy en un taxi oloroso a gas rumbo a urgencias del Seguro Social de Ibagué, en la “clínica del limonar” como todo el mundo conoce este sitio. Al llegar reconozco esa puerta abierta de par en par, la misma por la cual he ingresado algunas veces, casi siempre un poco temeroso por la salud de mi acompañante. Ya conozco el ritual de pasar de prisa en medio de una decena de miradas trasnochadas frente a un televisor de 21 pulgadas que no cesa nunca de entremezclar ruidos y voces alarmadas. La ventanilla de rigor, el funcionario público detrás de ella y la atención que varía de acuerdo al carácter y cansancio del mismo. Debo poner cara de serio o me harán esperar minutos valiosos en estos casos. Pasó el carné de afiliación y después de unos minutos la puerta de metal que resguarda la bóveda de urgencias se abre y un vigilante vestido de azul me sigue con su mirada hasta el fondo.

Espero otros minutos, aquí y en todos los lugares que atienden la salud pública la cuestión consiste en esperar, esperar. Un médico joven deja entrever su cara cuando un paciente sale y le hago señales para que lea entre líneas que el caso es de verdadera urgencia. Me hace seguir. De verdad es una urgencia, algunas veces he acudido al ISS sin tanto apremio, porque tenía una resaca o por una virosis de cambio climático. Después de resguardar el examen preliminar confirmo mis sospechas, debo pasar al lugar de tomas de muestras para varios exámenes de rutina: cuadro hemático, parcial de orina y glucosa. A mi compañera le designan una camilla, la número trece, al pie de otras dos camas ocupadas por mujeres de edad que se turnan para emitir quejidos propios de dolencias que no conozco, pero que intuyo son fuertes. Entonces miro el reloj y han transcurrido cerca de dos horas, el tiempo en los hospitales huele a límpido y transcurre lento.

Más tarde ingresa una mujer embarazada con sus retorcijones del génesis de la vida, una apuñaleado acompañado por un grupo de muchachos con pinta de reguetoneros, un señor de edad que carga una bolsa con sus despojos urinarios y mucha gente que deambula de aquí para allá, pidiendo información, solicitando atención o buscando algún perdido entre las camillas. Es la hora en que todo bulle, las enfermeras inyectan, los practicantes miran las historias clínicas y tratan de enlazar aquellos datos con los de sus tomos de medicina, ojean, analizan, formulan, se adormecen. A la madrugada todo está en silencio y muchos dolores han sido erradicados con el dopaje del acetaminofén, cada paciente posee un tentáculo por donde le ingresa suero o medicina, todos se duermen, todos están cansados y obviamente mi cabeza se bambolea en medio de la penumbra hospitalaria.

El nuevo día trae su sonata de pisadas y el cambio de turno convierte aquellos estrechos cuartos en una especie de mercado medicinal. El tropel de enfermeras y de médicos en caravana obliga a los vigilantes a sacar a los acompañantes de los enfermos, mientras se intercambian diagnósticos. Que la enferma del 5, (si, aquí los enfermos son números) pasa a cirugía, que el señor del 12 hay que darle de alta, que etc, etc. Mientras tanto salgo de nuevo y compro un tinto tan caro que por un momento me imagino en Nueva York y fumo un cigarrillo cuyo humo corta por un instante ese olor a algodones que ya se ha pegado a mi nariz. Después de una hora deambulando regreso y el vigilante del nuevo turno no me deja entrar, debo explicarle todo desde el principio hasta que accede pero dejando una amenaza flotando en el aire: Pero no se demore. De nuevo el tiempo toma un significado especial.
El día completo transcurre entre nuevos exámenes, nuevos diagnósticos, nuevos médicos, nuevas enfermeras y mu
chos enfermos. Tanto tiempo en este lugar ya me hace conocido y puedo deambular con cierta libertad en medio del mismo panorama. Narrar estos sucesos es repetir la historia. Nuevo cambio de turno y nuevos exámenes, parece que los manuales de medicina que leyeron estos médicos no contenías la sintomatología de la enfermedad que aqueja a mi compañera. Debo esperar, esperar, esperar, esperar y el sueño me dobla lentamente sobre una silla de plástico, el único lugar disponible para mí .

17 comentarios:

cieloazzul dijo...

Carlos..
Me quedo asi...
sorprendida...
no se si es realidad o un capitulo estremecedor de un capitulo de una novela...
Sea cualquiera de las dos me quedo con los brazos abiertos para abrazarte...
Pd. En el cieloazzul hay algo para ti.
besos.

Natasha dijo...

jajajaja... compañero, guapo aprendiz, amigo querido, lector de poesías, permítame que me ría, jeje o, más bien disculpe que lo que cuenta me haga reír, que pena, (me trae recuerdos), pero es que yo he pasado por todas estas vainas, todo ese corre, corre, yendo de herodes a pilatos y es casi igualito o peor lo que me ha tocado y ojala solo una vez, no, múltiples veces, eso no es sólo en su país, no señor, esto es casi general, nuestro principal enfermedad, mal endémico, es la "burocracia" y eso tampoco está en los manuales de medicina que leen los pobres galenos, o si? Bueno Carlitos, para que le digo que no, si, si de una u otra forma me he deleitado con su relato de lo que acontece en esos antros de dolor, de impaciencia y decepción, llamados "EMERGENCIAS"... y de lo que me río es de mi misma, ¿si me entiende?

Ahora cálmese y déjeme darle un fuerte abrazo y desde luego besos también, muchos besos volados que lleguen hasta allá donde usté vive... Ibagué, Tolima

Nati

PD: que encanto de música, porfis mándeme algo de lo que le gusta por mail, si?

TORO SALVAJE dijo...

Me temo que el drama es casi igual en todas partes.

Yo también lo he vivido y prefiero no recordarlo.

Ánimo.

CARLOS ARTURO GAMBOA dijo...

Cielo azul

Esta es una crónica nacida de un episodio real, llena de situaciones propias...intentando reflejar la desprotección del ser humano...

Un beso

CARLOS ARTURO GAMBOA dijo...

Nata

La verdad es que situaciones como las contadas en este post se dan en cada rincón del mundo y demuestran lamentablemente la insensibilidad humana, y eso que se narra un hecho de alguien protegido con sistema de salud social, imagínese la mayoría que no tiene acceso...bueno me encanto que te identificaras con la crónica y hay una segunda entrega...

Pronto recibirás en tu mail una muestra musical de mi cariño

Besos

CARLOS ARTURO GAMBOA dijo...

Toro Salvaje

Eso es cierto, las miserías humanas son universales...

Mi saludo fraterno

...Hijo del Quijote dijo...

Cercana realidad realidad la que habéis descrito.

Mi estimado docente, vengo a verle y dejarle mi postulación al concurso de sonetos por "los males de la humanidad".

Vaticinio de un mal… habido mal

"En los días de un presunto mañana
se avistarán mis miedos del pasado
y creo menester ver al de sotana,
pues deberé develar mi pecado.

Tal como leí en runas del viento
que el hado no sería interminable,
y aunque sabido que no es lo que siento
debo lidiar a este sino inefable.

Pues aquellos días ya han llegado
y la suerte festina ya esta echada
más así de claro es este legado.

No cabrá en esto, ni luz ni hada
ya que en deste fiero libro dolido
será franco epílogo mi espada"
.

By El Hijo del Quijote.-

Lo dejé en vuestras alforjas virtuales, vía misiva digital (y pregunté además... por la canción).

Que exquisa balada Huella Y Camino.

Afectos

HdQ

BETTINA PERRONI dijo...

Espero que no sea nada grave, que tu compañera esté bien.

Sabes?, no sé como sea allá pero aqui en México, ir al Seguro Social es prepararse psicológicamente para recibir una lenta atención y un mal trato :S sorry por decirlo así pero... parece que nada les parece verdaderamente urgente... amenos que la persona que llegue ya esté morada :(

escorpiona dijo...

En todas partes al parecer, la salud pública adolece de la urgencia en la atención...
Un saludo
Chau

escorpiona dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Un post que me alarma. Está basado en la vivencia real, me inquieta y confirma esa sensibilidad tan tuya.

Un abrazo cálido y besitos para tu alma noble!

Supermamá dijo...

Alarmante y desolador suceso de los hospitales del mundo, donde se supone que acudimos para recibir sanación...y solo una silla de plástico espera nuestro dolor.

Me quedo en silencio triste...

bss

Princesa Dariak dijo...

Sòlo espero que hayan podido diagnòsticar a su compañera y darle el tratamiento oportuno. Dice que hay una segunda entrega...

Abrazos de luz, y que todo haya terminado bien.

SUAVE CARICIA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
SUAVE CARICIA dijo...

real tu escrito, te iba leyendo y me veia a mi y a toda la personas de mi pais cuando debemos acudir al medico o a alguna urgencia, es increible pensé que era acá pero al leer los comentarios me doy cuenta que es en todas partes, la salud y la atencion digna....como derechos, ni aquí , ni en la quebrá del ají, lo es.

espero que por lo menos este bien tu compañera, y no haya corrido la suerte de algunos acá, que se durmieron en ese sueño sin retorno , por esperar o por soñar que serian atendidos.

dejo suaves caricias.

...Hijo del Quijote dijo...

Estimado.... ¿estoy en carrera... o habré llegado tarde... quisiera saberlo?.

Afectos.

HdQ

estados dijo...

Leí este post después de leer el que escribes más arriba... y es tan cierto como universal lo que expones... la desprotección es horrible en esos casos, sólo nos resta confiar y éso, en estos casos, no es suficiente.

Besos.