Entonces me quedaron las preguntas como péndulos en la garganta: ¿Para qué sirve la protesta? ¿Se puede construir tejido social expresándose ante el público impávido que observa y no siente? En los años ochenta solíamos movilizarnos en contra de lo que ya preveíamos, en contra de lo que el entonces futuro, ahora presente, nos ratifica. Leíamos a Galeano, a Enrique Dussel, a Neruda, a Leo Huberman, y muchos más. Soñábamos con transgredir el mundo, en reorganizar la civilización. Mi profesor de democracia ciudadana se avivaba ante nuestra osadía y nos veía con sus ojos de esperanza. Quizás nosotros haríamos lo que ellos no pudieron. Una vez lideré una protesta en contra del rector y de las directivas de la institución quienes habían decretado que llevar el cabello largo era ir en contra de las normas. Alegué que las normas deben ser concertadas, no impuestas. No fue aceptado tal argumento. Bloqueamos la cooperativa y las aulas. Todos estuvimos de recreo durante dos días. Entonces llamaron a la concertación y apareció el profesor de democracia ciudadana como mediador. Él olvidó las Venas abiertas de América Latina, El canto a América y la Erótica de la mujer y la liberación latinoamericana. Fue tajante, dijo que el pelo largo atentaba contra las buenas maneras. Alegué entonces que raparan las mujeres. No fue aceptado tal argumento. Nos amenazaron con expulsarnos. El 90% cedió de inmediato. Los demás resistimos otra tarde más. Al día siguiente, en la portería del colegio, estaba mi profesor de democracia ciudadana acompañado de 6 policías, exigiendo documentos para ingresar. No ingresé a clases aquella tarde. Caminé por la ciudad y estuve fumando en un parque hasta que entendí que la lucha de clases no es una asignatura para el salón de clases, y que transgredir el orden es más difícil que leer “Los bienes terrenales del hombre”. Aún llevo el cabello largo, ahora nadie me lo impide, pero en varios lugares soy observado con desconfianza. Lo que si no he podido aclarar del todo es, para qué sirve la protesta.
lunes, julio 28, 2008
PROT-ESTAR
Entonces me quedaron las preguntas como péndulos en la garganta: ¿Para qué sirve la protesta? ¿Se puede construir tejido social expresándose ante el público impávido que observa y no siente? En los años ochenta solíamos movilizarnos en contra de lo que ya preveíamos, en contra de lo que el entonces futuro, ahora presente, nos ratifica. Leíamos a Galeano, a Enrique Dussel, a Neruda, a Leo Huberman, y muchos más. Soñábamos con transgredir el mundo, en reorganizar la civilización. Mi profesor de democracia ciudadana se avivaba ante nuestra osadía y nos veía con sus ojos de esperanza. Quizás nosotros haríamos lo que ellos no pudieron. Una vez lideré una protesta en contra del rector y de las directivas de la institución quienes habían decretado que llevar el cabello largo era ir en contra de las normas. Alegué que las normas deben ser concertadas, no impuestas. No fue aceptado tal argumento. Bloqueamos la cooperativa y las aulas. Todos estuvimos de recreo durante dos días. Entonces llamaron a la concertación y apareció el profesor de democracia ciudadana como mediador. Él olvidó las Venas abiertas de América Latina, El canto a América y la Erótica de la mujer y la liberación latinoamericana. Fue tajante, dijo que el pelo largo atentaba contra las buenas maneras. Alegué entonces que raparan las mujeres. No fue aceptado tal argumento. Nos amenazaron con expulsarnos. El 90% cedió de inmediato. Los demás resistimos otra tarde más. Al día siguiente, en la portería del colegio, estaba mi profesor de democracia ciudadana acompañado de 6 policías, exigiendo documentos para ingresar. No ingresé a clases aquella tarde. Caminé por la ciudad y estuve fumando en un parque hasta que entendí que la lucha de clases no es una asignatura para el salón de clases, y que transgredir el orden es más difícil que leer “Los bienes terrenales del hombre”. Aún llevo el cabello largo, ahora nadie me lo impide, pero en varios lugares soy observado con desconfianza. Lo que si no he podido aclarar del todo es, para qué sirve la protesta.
viernes, julio 18, 2008
SENTIR LOS SENTIDOS
Es necesario
Desdoblar todos los sentidos
Necesitamos la profundidad del ojo
Para poder escudriñar
La duermevela que dormita en las urdimbres
De la horrorosa fealdad.
Hay que enseñar a la piel
Las sinfonías del sentir
Para decantar los abrazos
Se hace necesario pulir el oído
Para no dejar escapar
El lamento de las noches.
Requerimos urgente que el olfato
Pueda captar las aromas
Del tiempo acumulado
Y que la boca pueda por fin
Degustar los variados sabores
Agridulces de la vida.
Es necesario desdoblar todos lo sentidos
Porque se encuentran atrofiados.
jueves, julio 17, 2008
martes, julio 15, 2008
INSOMNIO MÁGICO
Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la
casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas
y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior, y en la madrugada
del lunes la ciudad despertó de su letargo de siglos con una tibia y tierna
brisa de muerto grande y podrida grandeza.
Ese era el inicio que no me dejaba dormir, el primer párrafo de la mejor novela de Gabriel García Márquez: “El otoño del patriarca”. Ya estoy enganchando sigo leyendo para derrotar el insomnio, y más adelante me encuentro con este hermoso pasaje:
...pero cuando lo dejaron solo otra vez con su patria y su poder no volvió a
emponzoñarse la sangre con la conduerma de la ley escrita sino que gobernaba a
viva voz y de cuerpo presente a toda hora y en todas partes con una parsimonia
rupestre pero también con una diligencia inconcebible a su edad, asediado por
una muchedumbre de leprosos, ciegos y paralíticos que suplicaban de sus manos la
sal de la salud, y políticos de de letras y aduladores impávidos que lo
proclamaban el corregidor de los terremotos, los eclipses, los años bisiestos y
otros errores de Dios, arrastrando por toda la casa sus grandes patas de
elefante en la nieve mientras resolvía problemas de estado y asuntos domésticos
con la misma simplicidad con que se ordena que me quiten esta puerta de aquí y
me la pongan allá, la quitaban, que me la vuelvan a poner, la ponían, que el
reloj de la torre no diera las doce a las doce sino a las dos para que la vida
pareciera más larga, se cumplía, sin un instante de vacilación, sin una pausa…
lunes, julio 14, 2008
A PROPOSITO DE AMÉRICA LATINA
Discurso de agradecimiento del escritor uruguayo al título de primer Ciudadano Ilustre del Mercosur, en la ceremonia realizada el 3 de julio en Montevideo.
Nuestra región es el reino de las paradojas. Brasil, pongamos por caso: paradójicamente, el Aleijadinho, el hombre más feo del Brasil, creó las más altas hermosuras del arte de la época colonial; paradójicamente, Garrincha, arruinado desde la infancia por la miseria y la poliomelitis, nacido para la desdicha, fue el jugador que más alegría ofreció en toda la historia del fútbol; y paradójicamente, ya ha cumplido cien años de edad Oscar Niemeyer, que es el más nuevo de los arquitectos y el más joven de los brasileños.. *** O pongamos por caso, Bolivia: en 1978, cinco mujeres voltearon una dictadura militar. Paradójicamente, toda Bolivia se burló de ellas cuando iniciaron su huelga de hambre. Paradójicamente, toda Bolivia terminó ayunando con ellas, hasta que la dictadura cayó. Yo había conocido a una de esas cinco porfiadas, Domitila Barrios, en el pueblo minero de Llallagua. En una asamblea de obreros de las minas, todos hombres, ella se había alzado y había hecho callar a todos. -Quiero decirles estito –había dicho-. Nuestro enemigo principal no es el imperialismo, ni la burguesía, ni la burocracia. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro. Y años después, reencontré a Domitila en Estocolmo.. La habían echado de Bolivia, y ella había marchado al exilio, con sus siete hijos. Domitila estaba muy agradecida de la solidaridad de los suecos, y les admiraba la libertad, pero ellos le daban pena, tan solitos que estaban, bebiendo solos, comiendo solos, hablando solos. Y les daba consejos: -No sean bobos –les decía-. Júntense. Nosotros, allá en Bolivia, nos juntamos. Aunque sea para pelearnos, nos juntamos. *** Y cuánta razón tenía. Porque, digo yo: ¿existen los dientes, si no se juntan en la boca? ¿Existen los dedos, si no se juntan en la mano? Juntarnos: y no sólo para defender el precio de nuestros productos, sino también, y sobre todo, para defender el valor de nuestros derechos. Bien juntos están, aunque de vez en cuando simulen riñas y disputas, los pocos países ricos que ejercen la arrogancia sobre todos los demás. Su riqueza come pobreza, y su arrogancia come miedo. Hace bien poquito, pongamos por caso, Europa aprobó la ley que convierte a los inmigrantes en criminales. Paradoja de paradojas: Europa, que durante siglos ha invadido el mundo, cierra la puerta en las narices de los invadidos, cuando le retribuyen la visita. Y esa ley se ha promulgado con una asombrosa impunidad, que resultaría inexplicable si no estuviéramos acostumbrados a ser comidos y a vivir con miedo. Miedo de vivir, miedo de decir, miedo de ser. Esta región nuestra forma parte de una América Latina organizada para el divorcio de sus partes, para el odio mutuo y la mutua ignorancia. Pero sólo siendo juntos seremos capaces de descubrir lo que podemos ser, contra una tradición que nos ha amaestrado para el miedo y la resignación y la soledad y que cada día nos enseña a desquerernos, a escupir al espejo, a copiar en lugar de crear. *** Todo a lo largo de la primera mitad del siglo diecinueve, un venezolano llamado Simón Rodríguez anduvo por los caminos de nuestra América, a lomo de mula, desafiando a los nuevos dueños del poder: -Ustedes –clamaba don Simón-, ustedes que tanto imitan a los europeos, ¿por qué no les imitan lo más importante, que es la originalidad? Paradójicamente, era escuchado por nadie este hombre que tanto merecía ser escuchado. Paradójicamente, lo llamaban loco, porque cometía la cordura de creer que debemos pensar con nuestra propia cabeza, porque cometía la cordura de proponer una educación para todos y una América de todos, y decía que al que no sabe, cualquiera lo engaña y al que no tiene, cualquiera lo compra, y porque cometía la cordura de dudar de la independencia de nuestros países recién nacidos: -No somos dueños de nosotros mismos –decía -. Somos independientes, pero no somos libres. *** Quince años después de la muerte del loco Rodríguez, Paraguay fue exterminado. El único país hispanoamericano de veras libre fue paradójicamente asesinado en nombre de la libertad. Paraguay no estaba preso en la jaula de la deuda externa, porque no debía un centavo a nadie, y no practicaba la mentirosa libertad de comercio, que nos imponía y nos impone una economía de importación y una cultura de impostación. Paradójicamente, al cabo de cinco años de guerra feroz, entre tanta muerte sobrevivió el origen. Según la más antigua de sus tradiciones, los paraguayos habían nacido de la lengua que los nombró, y entre las ruinas humeantes sobrevivió esa lengua sagrada, la lengua primera, la lengua guaraní. Y en guaraní hablan todavía los paraguayos a la hora de la verdad, que es la hora del amor y del humor. En guaraní, ñe'é significa palabra y también significa alma. Quien miente la palabra, traiciona el alma. Si te doy mi palabra, me doy. *** Un siglo después de la guerra del Paraguay, un presidente de Chile dio su palabra, y se dio. Los aviones escupían bombas sobre el palacio de gobierno, también ametrallado por las tropas de tierra. Él había dicho: -Yo de aquí no salgo vivo. En la historia latinoamericana, es una frase frecuente. La han pronunciado unos cuantos presidentes que después han salido vivos, para seguir pronunciándola. Pero esa bala no mintió.. La bala de Salvador Allende no mintió. Paradójicamente, una de las principales avenidas de Santiago de Chile se llama, todavía, Once de Setiembre. Y no se llama así por las víctimas de las Torres Gemelas de Nueva York.. No. Se llama así en homenaje a los verdugos de la democracia en Chile. Con todo respeto por ese país que amo, me atrevo a preguntar, por puro sentido común: ¿No sería hora de cambiarle el nombre? ¿No sería hora de llamarla Avenida Salvador Allende, en homenaje a la dignidad de la democracia y a la dignidad de la palabra? *** Y saltando la cordillera, me pregunto: ¿por qué será que el Che Guevara, el argentino más famoso de todos los tiempos, el más universal de los latinoamericanos, tiene la costumbre de seguir naciendo? Paradójicamente, cuanto más lo manipulan, cuanto más lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos. Y me pregunto: ¿No será porque él decía lo que pensaba, y hacía lo que decía? ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en este mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan, porque no se reconocen? *** Los mapas del alma no tienen fronteras, y yo soy patriota de varias patrias. Pero quiero culminar este viajecito por las tierras de la región, evocando a un hombre nacido, como yo, por aquí cerquita. Paradójicamente, él murió hace un siglo y medio pero sigue siendo mi compatriota más peligroso. Tan peligroso es que la dictadura militar del Uruguay no pudo encontrar ni una sola frase suya que no fuera subversiva, y tuvo que decorar con fechas y nombres de batallas el mausoleo que erigió para ofender su memoria. A él, que se negó a aceptar que nuestra patria grande se rompiera en pedazos; a él, que se negó a aceptar que la independencia de América fuera una emboscada contra sus hijos más pobres, a él, que fue el verdadero primer ciudadano ilustre de la región, dedico esta distinción, que recibo en su nombre. Y termino con palabras que le escribí hace algún tiempo: 1820, Paso del Boquerón. Sin volver la cabeza, usted se hunde en el exilio. Lo veo, lo estoy viendo: se desliza el Paraná con perezas de lagarto y allá se aleja flameando su poncho rotoso, al trote del caballo, y se pierde en la fronda. Usted no dice adiós a su tierra. Ella no se lo creería. O quizás usted no sabe, todavía, que se va para siempre. Se agrisa el paisaje. Usted se va, vencido, y su tierra se queda sin aliento. ¿Le devolverán la respiración los hijos que le nazcan, los amantes que le lleguen? Quienes de esa tierra broten, quienes en ella entren, ¿se harán dignos de tristeza tan honda? Su tierra. Nuestra tierra del sur. Usted le será muy necesario, don José. Cada vez que los codiciosos la lastimen y la humillen, cada vez que los tontos la crean muda o estéril, usted le hará falta. Porque usted, don José Artigas, general de los sencillos, es la mejor palabra que ella ha dicho
miércoles, julio 09, 2008
CONVERSACIONES AL PARQUE
Las estadísticas, decía Mark Twain, son un problema, porque si mi vecino tiene dos coches, en promedio tenemos de uno. Los medios masivos de comunicación, que responden a los dueños del poder pues ellos son sus dueños, se han aligerado en hacer sondeos con el fin de posicionar la idea de que es éste presidente quien salvará el país. Será necio negar que la política de Seguridad Democrática ha sido un éxito, porque en ella se ha concentrado la mayor parte del recurso del Estado, pero la verdad sea dicha, en otros escenarios el país está en crisis: están en crisis los derechos humanos porque siguen los desplazamientos y la miseria, está en crisis la capacidad de disentir porque ahora hablar en contra de las políticas de Estado es visto como estar del lado de la guerrilla, es decir la política del enemigo único se ha implementado en la ideología del pueblo. Está en crisis el campo porque nuestros campesinos no tienen tierras para cultivar alimentos, ahora todo está destinado al cultivo de bio-cumbustibles y ya se siente el alza de los alimentos básicos de la canasta familiar. Está en crisis la educación, está en crisis la salud pública, porque a la sombra de las estadísticas se terminó de privatizar el Seguro Social sin que nadie lo defendiera. Está en crisis el país y el proyecto de nación.
Otro amigo me dijo que le había parecido genial la estrategia de la operación Jaque con la cual habían engañado a la guerrilla, para rescatar a los secuestrados. Le dije que no me parecía extraño que hubiesen podido engañar a uno 45 guerrilleros, analfabetas en su mayoría, viviendo en la selva y sin un sentido ideológico de la vida, la mayoría están allí obligados, ya sea por la guerrilla que recluta sin sentido o por la justicia social que desplaza a los seres, le dije que no es extraño ese engaño, porque ellos mismos han logrado engañar a 40 millones de colombianos.
La verdad si uno piensa en el país llega a la conclusión que lo mejor es que la guerrilla entienda que se convirtió en la disculpa perfecta, que debe desarmarse y proponer otras rutas, para entonces exigirle al gobierno que el dinero que se invierte en la guerra, se invierta en salud, en educación, en fortalecimiento social. ¿Cómo justificaría Uribe los demás males de Colombia si la guerrilla no existiera?
Las conversaciones al parque son buenas, pero al final se siente uno maniatado, no hay camino claro para trascender de la reflexión a la acción, pero igual las seguiré haciendo, así algunos miren con sospecha, así otros piensen que me estoy volviendo mamerto, y así la mayoría (91%) crea que soy un resentido, pero es que la justicia no se refleja en la estadísticas.
lunes, julio 07, 2008
INTELEGIBLE
Tuve que huir a las montañas
Desde donde su rostro
Provoca náuseas nostálgicas.
Desde las cumbres el croquis
De la desolación se hace uniforme
Y como riachuelos se dibujan las calles
Dejando en la penumbra los transeúntes.
A lo lejos el rumor de las bocinas
Atareadas de brutalidades
Es apenas un espejismo
Y la existencia parece un graffiti
En la epidermis de la polis.
El olor a hierba húmeda,
El canto de la mierda de caballo
Sobre los hongos poliformes,
El trinar de un sonido
Sin artefacto posible
El amanecer sobre los cerros
Erosionados por una edad indefinida,
Me hacen placenteros estos días.
Para entender la ciudad
Tuve que huir a las montañas,
Lamentablemente se ha conjugado
El momento del retorno.
----------------------------------------Ibagué 17 Enero 2008.
miércoles, julio 02, 2008
Rescatada Ingrid Betancourt
Para la libertad sangro, lucho y pervivo.