Todas las guerras, desde el principio de la civilización,
se hacen con sangre, son iguales,
sólo son diferentes las explicaciones.
.Samuel Fuller
Quisiera continuar escribiendo poesía del deseo. Disfrutando de las delicadezas de la piel y construyendo embates de cuerpos desnudos. Pero la realidad impide refugiarnos por siempre en esos oasis. Por lo tanto, suspendo aquí temporalmente mi ABC-DIARIO DEL DESEO, para darle paso a la barbarie cotidiana.
Y hablo de la realidad de una guerra colombiana que hasta hace unos pocos días era drama local, y ahora se avizora tragedia internacional. Cuando el Estado colombiano en cabeza del presidente Álvaro Uribe decidió, premeditadamente, invadir territorio ecuatoriano para “dar de baja” a Raúl Reyes, miembro del secretariado de las FARC, decidió también desbordar las fronteras de nuestra guerra interna y de paso, tal vez sin querer queriendo, reconoció ante el mundo, que en Colombia existe una guerra, no un conflicto.
Basta observar con tranquilidad el panorama de Latinoamérica, para entender que se están sembrando vientos bélicos, olvidando el legado de barbarie de otros contextos mundiales. Atizar la hoguera de la guerra, es prepararnos para ser consumidos por el infierno de Dante. Creo firmemente que ninguna idea está por encima de una vida, y me pregunto: ¿Quiénes están interesados en que los pueblos del norte de Suramérica se enfrasquen en una guerra? Pues nada menos que los EEUU, quienes en los inicios de una nueva recesión económica saben que las guerras disparan sus bolsas de valores, venden armas, consiguen preciados botines de guerra (tierras fértiles colombianas, zonas húmedas del Amazonas, petróleo de Venezuela, etc, etc.).
Los pueblos no pueden avalar sin más el delirio de sus gobernantes. Por eso, en medio de la confusión mediática quedan claro algunas premisas:
1. Colombia vulneró el derecho internacional humanitario al entrar a Ecuador a cometer un acto de guerra.
2. Raúl Reyes no representaba la justicia y reinvindicación del pueblo colombiano.
3. EEUU, como perro de caza, está al acecho para meter sus narices bélicas en la región.
4. Chávez incita a la guerra, sin saber (¿o lo sabe?) que es caer en el juego del imperio que tanto crítica.
5. La comunidad latinoamericana debe unirse y evitar caer en la trampa de la mal llamada civilización en donde la guerra es la única opción.
6. No podemos caer en los modelos de nacionalismos trasnochados y populismo decadentes.
Y hablo de la realidad de una guerra colombiana que hasta hace unos pocos días era drama local, y ahora se avizora tragedia internacional. Cuando el Estado colombiano en cabeza del presidente Álvaro Uribe decidió, premeditadamente, invadir territorio ecuatoriano para “dar de baja” a Raúl Reyes, miembro del secretariado de las FARC, decidió también desbordar las fronteras de nuestra guerra interna y de paso, tal vez sin querer queriendo, reconoció ante el mundo, que en Colombia existe una guerra, no un conflicto.
Basta observar con tranquilidad el panorama de Latinoamérica, para entender que se están sembrando vientos bélicos, olvidando el legado de barbarie de otros contextos mundiales. Atizar la hoguera de la guerra, es prepararnos para ser consumidos por el infierno de Dante. Creo firmemente que ninguna idea está por encima de una vida, y me pregunto: ¿Quiénes están interesados en que los pueblos del norte de Suramérica se enfrasquen en una guerra? Pues nada menos que los EEUU, quienes en los inicios de una nueva recesión económica saben que las guerras disparan sus bolsas de valores, venden armas, consiguen preciados botines de guerra (tierras fértiles colombianas, zonas húmedas del Amazonas, petróleo de Venezuela, etc, etc.).
Los pueblos no pueden avalar sin más el delirio de sus gobernantes. Por eso, en medio de la confusión mediática quedan claro algunas premisas:
1. Colombia vulneró el derecho internacional humanitario al entrar a Ecuador a cometer un acto de guerra.
2. Raúl Reyes no representaba la justicia y reinvindicación del pueblo colombiano.
3. EEUU, como perro de caza, está al acecho para meter sus narices bélicas en la región.
4. Chávez incita a la guerra, sin saber (¿o lo sabe?) que es caer en el juego del imperio que tanto crítica.
5. La comunidad latinoamericana debe unirse y evitar caer en la trampa de la mal llamada civilización en donde la guerra es la única opción.
6. No podemos caer en los modelos de nacionalismos trasnochados y populismo decadentes.
Otra Latinoamérica es posible, pero no una en donde la barbarie (de ninguna procedencia) se justifique.
5 comentarios:
Es muy duro leer todo esto amigo mio, ojala todo algun dia pueda ser de otra manera.
Un beso esperanzador para ti y todos aquellos que sufren la guerra.
A la poesía siempre la interrumpe la policía...
Los poetas no podemos celebrar la muerte ni los tambores de guerra. Somos pueblos hermanos y bombardear pueblos hermanos es traicionarlos. A quienes están fuera de la ley hay que capturarlos y condenarlos. ¿O es que en Colombia ya se impuso la pena de muerte? Un Estado de Derecho no puede usar las armas del terrorismo: bombardear seres humanos mientras duermen, así estos sean sus más feroces enemigos.
No defiendo a la guerrilla de las farc. Es inútil y cruel su guerra. Los colombianos la hemos repudiado de manera contundente. Queremos la paz y por eso escribimos blogs y damos la cara, porque creemo que otra Colombia es posible.
Hay que bajar este trago amargo con poesía, poeta.
clap clap clap
A mi me llegó la noticia tarde. Apenas ayer me dediqué a trabajar en una traducción sobre este asunto y fue cuando caí en la realidad de que este asunto no es pequeño, complicando la situación la presencia de una mexicana en el campo rebelde de Ecuador que lamentablemente fue herida.
No debemos copiar la corriente bélica de tierras lejanas... tal como dices, hay un lobo feroz al acecho esperando sacar jugosas ganancias de este conflicto. No debemos permitir que nuestros pueblos peleen unos contra otros. Un derecho fue violado, debe haber una manera prudente de solucionarlo, pero no apoyemos las armas... solo traerá mayores destrozos a nuestra querida América Latina.
Un abrazo
Los pobres pierden, las grandes fortunas siempre ganan. El ciudadano de a pie pierde.
El mundo pierde.
Yo pierdo.
Lo siento....
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